Primavera, vida nueva

– Nota publicada en Revista Ecomanía, edición número 2, septiembre de 2011 –

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Si la bici ya reemplazó al auto, qué mejor momento que la llegada de la primavera para un nuevo cambio de hábito. Buscá una semilla y conectate con la estación del año de la transformación y de la renovación natural.

El aumento de horas de sol se traduce en una mayor cantidad de energía para las semillas que esperan ansiosas su renacimiento. Hoy conoceremos todo, o bastante, sobre las huertas urbanas para involucrarnos, desde el aprendizaje y la conciencia, en el ciclo de la naturaleza; algo tan simple, pero lamentablemente olvidado en la cotidianidad del mundo citadino.

El retorno de lo que nunca debería haberse ido: el verdadero aroma y sabor de los alimentos

Según la Real Academia Española, el término “orgánico” se refiere a la aptitud que tiene un cuerpo para vivir, por lo que todo ser vivo es intrínsecamente orgánico.

Actualmente, en relación a los alimentos (y no solamente a ellos), este término, junto con “natural” y “ecológico”, suenan como algo raro o nuevo, aunque cada vez menos. Cuando en realidad hacen referencia al estado puro del desarrollo de los alimentos, sin esos aditivos poco saludables a los que estamos acostumbrados sin ser concientes de su consumo.

La seguridad alimentaria sigue el mismo camino que la ecología. Por eso, lo primero es estar informado, algo que no sucede respecto de los productos que adquirimos en la verdulería. ¿Cuántos pesticidas sufrió ese tomate? ¿Es un tomate real o tiene injertos? ¿Hace cuánto fue cosechado? ¡¿Una sandía en invierno?!

Para cuidarnos de todo esto y conectar con la verdadera esencia de las cosas, respetando su ciclo biológico y entendiendo que nosotros también somos parte de la naturaleza (¡muchas veces olvidado!), varios proyectos dieron la iniciativa. Huertas urbanas, huertas a domicilio, huertas solidarias y  todo sobre compostaje, la técnica que hace que los alimentos crezcan con el fertilizante que más les gusta.

Recordá siempre que un consumo responsable es algo a lo que todos tenemos derecho. Cambiá el ritmo, conectate con la naturaleza y sentí la energía de otros seres vivos, que a cambio de amor, devuelven salud y frescura en la alimentación. ¡Es hora de conocer el verdadero aroma y sabor de los alimentos!

¿Una huerta en casa?

No hacen faltan extensos metros de tierra, ni una super maceta, ni siquiera una maceta, para poder cultivar en tu propio hogar. Con un pequeño espacio al aire libre y unas horas de sol al día, es posible armar una minihuerta, que seguro garantizará un disfrute indirectamente proporcional a su tamaño.

Si las ganas están, entonces es hora de conocer qué se necesita para llevar a cabo la vuelta al entorno natural: tierra fértil, abono (fertilizante) y perlita (vidrio volcánico con alto contenido de agua). Un contenedor, que no tiene por qué ser la maceta clásica que todos conocemos: puede ser cualquier objeto perforado en su base para permitir el drenaje. Semillas o plantines, depende de lo que consigas o prefieras. Los expertos recomiendan empezar con plantines, ya que los primeros cuidados son los más delicados. Pero si te animás, no hay mayor satisfacción que ver crecer a “tu” semilla.

Ahora, si todo lo que acabás de leer te resulta complicado o tenés miedo o no sabés cómo armarlo ni cómo cuidarlo, Sembrando Huertas Urbanas (www.sembrandohuertas.com) y Jardín Gourmet (www.jardingourmet.com) ayudan a darle vida a tus deseos y te enseñan todo lo que quieras saber sobre el cultivo orgánico en el hogar.

Flor, de Sembrando Huertas Urbanas, cree que con pequeños cambios se pueden hacer grandes diferencias. Dos años atrás, junto a Dani (amor y socio) vivió seis meses en Melbourne en la casa de unos australianos que tenían su propia huerta. Aprendieron a trabajar la tierra y conectaron con un estilo de vida más ecológico y más sano, saboreando la frescura de los alimentos. En Australia era todo verde: festivales, mercados y mucha promoción por parte del gobierno. “La gente tenía un pequeño espacio de jardín y, en lugar de ponerse diez plantas de alegría del hogar, tenían sus hierbitas adelante. En cualquier espacio había algo”. No dudaron y decidieron traer ese aprendizaje a Buenos Aires para contagiar el retorno a lo natural a través de un acción ecológica, saludable y rica para todos.

“A la gente le encanta la propuesta. Genera re linda energía, todos dicen: yo quiero, pero no sé. Trabajamos en balcones y terrazas y nosotros también somos usuarios de esto. Tenemos poco espacio, pero queremos tener nuestras cositas frescas”.

¿Y quién no quiere tener sus cositas frescas? Salir al balcón, al patio o a la terraza o, con más suerte, al jardín y ver crecer a su tomillo, menta, curry, rúcula, limón o frutilla. Un día relajado cortar unos limones, un poco de menta y prepararse una limonada casera. Y a la noche cocinar un pollo al curry. Demasiado tentador, ¿no?

Los productos que ofrecen Sembrando Huertas Urbanas y Jardín Gourmet funcionan como regalo y el agasajado recibe algo más que una “planta para comer”. Es el comienzo de una relación con la naturaleza: ella enseña sus tiempos, ayuda a bajar el ritmo y a conocer la verdadera evolución del cultivo. Eso sí, paciencia que para obtener la mayoría de los productos que se ven en la verdulería hay mucho trabajo para hacer y el proceso es “largo”. Pero cuando el resultado esté a la vista y el producto bien fresco, la recompensa será más que placentera, tanto física como emocionalmente.

Para los más y los menos

Si ya sos un avanzado en el tema, o simplemente querés hacer todo lo que se pueda para que tu huerta sea lo más ecológica posible, además de usar agua de lluvia para el riego, el próximo paso es el compostaje. ¿De qué se trata?

Compostar es hacer abono natural, el fertilizante ideal para que las plantas crezcan felices. Además, es una forma de reciclar los restos orgánicos y convertirlos en recursos, cerrando así el ciclo de la materia orgánica. Para hacer compost, no hay más que verter en un contenedor los restos diarios orgánicos (como cáscaras de frutas y verduras, yerba, café, hojas secas y ramas, entre otros) y en un período de seis meses estarán desintegrados y ¡listos para usar en tu huerta! Para más información acerca de cómo compostar, ingresá a: www.compostar.com.ar/como_compostar.php

En cambio, si pensás que aún no estás listo para la huerta, pero, después de haber leído estas páginas, estás convencido de que no querés ir más a la verdulería de la vuelta, hay varios emprendimientos que reparten los productos de las huertas a la puerta de tu casa:

Bio Cambio Orgánico: www.biocambioorganico.blogspot.com

De la Huerta a su Mesa: www.delahuertaasumesa.blogspot.com

Conocé a la Fundación Huerta Niño

El corazón es grande y más cuando se trata de la nutrición, o desnutrición, de las generaciones futuras. Gracias a la fundación, a Pro Huerta –dependiente del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria)– y a los donantes, hoy ciento sesenta y seis escuelas rurales del país tienen su propia huerta, ciento por ciento orgánica, que permiten la alimentación de casi diez mil niños.

Veinte años atrás, un joven belga llegó a la Argentina y quedó sorprendido al ver que, en un país donde reina la tierra para el cultivo, había chicos que no podían estudiar debido al hambre. Se dijo a sí mismo que algún día encontraría una solución y en 1999 Felipe Lobert fundó Huerta Niño.

El objetivo, por un lado, es que todos los chicos tengan las mismas posibilidades de desarrollo a partir de una buena alimentación. Y, por el otro, educarlos para que aprendan a trabajar la tierra y puedan replicarlo en sus hogares.

Las áreas a las que llegan son inhóspitas y están rodeadas de verde. El problema es que muy pocos saben cultivar la tierra. Las huertas las arman, bajo la supervisión de un técnico de Pro Huerta, los padres, maestros y directores. Los niños se divierten trabajando la tierra y aprenden a conectarse con el lugar en el que viven.

“La idea es volver a los orígenes: lo natural es algo que la gente no reconoce”, dice Coti Feldman, de Huerta Niño.

Definitivamente, todos coincidimos en la necesidad del contacto con la naturaleza. De ella venimos y hacia ella vamos. No la olvidemos en el camino.

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