¡El Zorro es de Racing!

– Nota publicada en Revista Racing edición número 5, agosto de 2011 –

“El Zorro también es de Racing, ahora mi zorro tiene una camiseta de Racing abajo”.

Como si a La Academia le faltaran hinchas de la farándula, hoy les cuento que El Zorro, ese personaje valiente que, desde hace tiempo, conquista los corazones de toda la familia, también es de Racing: el estadounidense y el argentino, el original y su heredero.

Fernando Lúpiz es un heredero fiel. De su padre, recibió dos dones: la esgrima y el amor por la acadé. De Guy Williams, el actor que interpretaba a El Zorro en la serie de los años cincuenta, al personaje que siempre soñó ser. Guy no quiso fallarle a su discípulo y falleció con los colores blanco y celeste bien guardados en un rincón de su corazón.

Fútbol, fútbol, fútbol

“Si te gusta el fútbol, es lindo ser simpatizante de un equipo, porque es tener algo extra, algo por lo que poder luchar o divertirte o hablar”.

Fernando nació el 12 de abril de 1953, dos años más tarde luego de que su papá cumpliera el rol de preparador físico junto al DT Guillermo Stábile, en los campeonatos de 1949, 1950 y 1951. “Nací con Racing incorporadísimo”, dice feliz, y con el fútbol, también.

Cuenta que vivió el Mundial de 1978 como algo único. “Lo que se veía en las calles era algo maravilloso. Lo que se vivió ese día que ganamos, nunca más lo sentí, fue algo increíble. Éramos todos hermanos, todos nos abrazábamos, nos queríamos. Eso es lo que tiene el fútbol, te da muchas alegrías”.

En 1985, en una aventura personal, decidió partir a Méjico, donde vivió dos años intensos, nada menos que en las arenas blancas de Cancún. Allí se federó en el club Unión Cámara, jugando como arquero. “Yo soy arquero, me gusta. Voy al arco con muchas ganas. Como soy esgrimista, tengo muchos reflejos”.

Dos años en Méjico, 1985 y 1986, justo el año del mundial. Allí, pudo ver a su ídolo de todos los tiempos, “por lejos”, Maradona. “Cuando estaba en Méjico, tuve la suerte de verlo en la cancha, campeón, y ver el gol más maravilloso de la historia”.

Racing es una familia

“Racing me dio muchas alegrías y muchos sufrimientos, pero más alegrías, como verlo campeón del mundo”. Como buen fanático, dice que, para devolverle todas las alegrías que le ha dado, es capaz de hacer lo que sea por esos colores.

Le gusta la gente de Racing, el club, los colores, “me encanta que Racing tenga los colores de la Argentina”. Le gusta la familia racinguista, porque es educada. Le gusta ver a los chiquititos vestidos de Racing o jugando al fútbol durante el partido, porque son los nuevos polluelos. “Racing es una contención, un fenómeno social”. Le gusta El Cilindro, “una de las mejores canchas que hay para ver fútbol”.

Por eso, y por su padre, va a la cancha desde chico. Porque disfruta mucho la celeste y blanca. A veces va con Guillermo Francella, “un gran amigo. Él es mucho más memorioso que yo, recuerda las formaciones enteras de los equipos”. Pero, la mayoría de las veces, va solo. Al palco o a la platea, aunque prefiere la platea porque es más fresca. “Cuando estoy en el palco y cierran la ventana, me voy y me siento en la escalera. Me gusta sentir el cemento, ver el verde y las luces”.

De visitante dejó de ir porque cuando lo reconocen, le dicen de todo menos “lindo”. Algo similar le pasó un día camino al estadio. “Había quedado con Francella que me buscaba en la esquina de canal 13 para ir a la cancha. Cuando llega y voy camino al auto, justo para un colectivo lleno de hinchas de River. Yo, con la camiseta puesta, paso por al lado del colectivo y de ‘puto’ para arriba me dijeron de todo. Enseguida, se bajaron tres a pegarme, me empujaron y, cuando me van a embocar, uno dijo: ‘¡A este no!’. Francellla estaba con los ojos como huevos duros sin saber qué hacer, y yo pensando ‘acá me matan, lo matan a él’. Por lo menos sentí algo piola, que a veces la carrera te acompaña en algo”.

Y así como la carrera lo acompañó ese día, él se encargó de que su equipo lo acompañe en su carrera. Tiempo atrás, cuando actuaba en la serie Dos al Toque junto a Emilio Disi, otro fanático de La Academia, cada vez que podían, mostraban la camiseta. Y así en todas sus obras: siempre ha tratado de meter a Racing de alguna manera. “Es una obligación que tenemos”.

A quien no pudo hacer de Racing es a su hija, pero la llevó aquella tarde del 27 de diciembre de 2001 a la cancha de Vélez, y la vio llorar. “Para mí fue una emoción muy grande porque compartió la sensibilidad de un hincha de Racing”.

 

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